(...) De repente decidí, por una vez, mandar sobre mi destino. Salí a toda prisa y le comuniqué a mi amigo que no me marcharía con él. Tan solo con decirlo, con expresar mi inquebrantable resolución de permanecer junto a mis enfermos, desapareció mi inquietud interior. Desconocía lo que nos depararían los días por venir, pero gané en íntima paz, una paz que jamás había experimentado antes.
No prendre cap decisió equival a continuar igual.
Decidir allibera.